Querido blog,
Empezaste siendo una locura de mi cabeza. Al poco tiempo te convertiste en un sueño lejano. Con el correr de los meses el universo me dio indicios de que esa locura no era tan abstracta. Te pensé, te vi mientras dormía y sonreí. Pasó el tiempo y me fui de viaje a la India. Ahí naciste.
Me diste mucho trabajo, pero muchas más fueron las satisfacciones. Fuiste tomando forma, mutaste varias veces. Elegí tu nombre en un colectivo mientras viajaba por las rutas de Vietnam y te fui alimentando en aeropuertos, ciudades distintas, habitaciones oscuras y lugares llenos de luz. ¡Hoy hasta tenés espacio físico! Y tu crecimiento me llena el corazón. De la niñez a la adolescencia pasaste en un abrir y cerrar de ojos, y sin darme cuenta te volviste grande.
Te compartí y después te hice mio. Viste enojos, tristezas, alegrías y emociones. Me hiciste confiar y creer. Saltamos del árbol para poder volar. Y nos animamos. Sabés tanto de mi como yo de vos. Cometimos errores, aprendimos y nos transformamos. Crecimos juntos, evolucionamos. Hoy es tu cumpleaños numero dos y mientras el mundo gira a nuestro alrededor, nosotros seguimos apostando a nuestras pasiones: contar historias y ser a través de la palabra.
Me viste llorar y yo te vi casi desaparecer. Por eso, lo que no nos mata nos fortalece y hoy, mi querido amigo, estamos mas vivos que nunca. El tiempo vuela y las cosas cambian. Pero vos seguís ahí, firme. Esperando ser alimentado de palabras que formen líneas, de líneas que formen párrafos. Y que esos parrafos se unan para convertirse en textos. Y que esos textos sean revisados, para que finalmente absorvas historias, como el principal nutriente para sobrevivir.
El arte de la palabra que hoy te alimenta, es el mismo que te vio dar los primeros pasos y que te dio el empujón para que de sueño te convirtieras en realidad. Y así, en un abrir y cerrar de ojos, estar en todos los momentos de mi vida.
Me hiciste entender que a la palabra (IM)posible le sobra un prefijo, y que los miedos que me frenan para ir en busca de mis sueños se agrandan con el pensamiento, pero de la misma forma se achican hasta desaparecer.
Me hiciste conocer gente que pasó a enseñarme un montón de cosas, otros tantos se quedaron y hoy son mis amigos. Y hay otros que aparecieron para no irse nunca más de mi corazón.
Miro para atrás y me agarra un poco de nostalgia por lo rápido que creciste. Miro hacia adelante y la ansiedad me termina ganando, porque sé que no tenés techo y no tengo idea donde vas a terminar. Por eso, elijo quedarme en el presente, feliz de verte evolucionar día tras día, cortando la torta de tu segundo cumpleaños y empezando a escribir lo que será el comienzo de un nuevo capítulo en tu vida y en la mía.
Deja una respuesta